La finca, con la masía y la tierra que la forma, se reconvirtió del cultivo de cereales, procediendo a la plantación de olivos en su totalidad, con una proporción de variedades escogidas para que dieran lugar a estos aceites únicos.
De este cuidado cultivo de los olivos se obtienen unos frutos excelentes que recogidos en su momento óptimo de maduración, con una cosechadora desarrollada por la misma empresa, y procesados inmediatamente después de la recolección hacen posible lo mejor nivel de resultados de aroma y sabor, cuidando de su cuidadosa elaboración a baja temperatura.
La relación de la familia de Martí Clos con el Aceite de Oliva Virgen Extra se remonta al 1.700, pues desde varias generaciones han poseído una almazara en Rabós de Empordà el cual fue reformado en varias ocasiones con el paso del tiempo, introduciendo maquinaria eléctrica a principios del siglo XX y seguidamente las prensas hidráulicas de las que carecía anteriormente. El proyecto de Martí Clos fue realizar un producto diferenciado e introducirse en los mercados con un producto y marca propios. Esto le llevó a pensar que las posibilidades de abrir mercados le encaminaban hacia el aceite. El aceite le permitiría realizar productos de alta calidad y alta gama.
El producto que se comercializa es fruto del coupage de los aceites procedentes de las diferentes variedades que se encuentran en la finca, y se realiza siempre mediante un detallado estudio previo.
Aunque la extracción sería más completa si se trabajara a mayor temperatura, los aceites de las aceitunas de Clos de la Torre se extraen a baja temperatura, con lo que el rendimiento es menor pero su calidad es muy superior.